Escrito de forma intempestiva en menos de tres semanas durante el otoño de 2015, Perder el tiempo es un relato que trata sobre el momento en el que tres vidas se cruzan y del mundo que surge de su intersección. De forma constante sobrevuela la pregunta sobre qué es lo que permanece, qué es lo que queda: y la única conclusión posible es que son los instantes de choque, de convergencia y de puesta en común los que se acercan a la solidez esperada de una vida que, por otra parte, nunca será la misma que fue ayer.