Lo que comes cada día es un factor decisivo mucho más poderoso para tu salud que tu ADN o la mayoría de los repugnantes productos químicos que merodean en tu entorno.
Los alimentos que consumes pueden sanarte más rápida y más profundamente que los medicamentos recetados más caros, y más radicalmente que las intervenciones quirúrgicas más extremadas. Y solo con efectos secundarios positivos.
Esas elecciones de alimentos pueden prevenir el cáncer, las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2, los derrames cerebrales, la degeneración macular, las migrañas, la disfunción eréctil y la artritis. Y esto es solo la lista más corta.
Nunca es demasiado tarde para empezar a comer bien. Una buena dieta también puede dar marcha atrás a muchas de esas situaciones