Umar Jayyam

Robáiyát

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Omar Ibn Ibrahim El Khayyam nació hacia el año 1040 de la era cristiana, en el Khorassan, cerca de la ciudad de Nichapur, donde debía morir 85 años más tarde, tras una vida consagrada al estudio, la meditación, y, al menos en apariencia, a los placeres sensuales. La poesía de Omar Khayyam ha hecho fortuna en occidente, acaso, de manera especial, porque a diferencia de los demás poetas persas, Khayyam prescinde de modo casi absoluto de la complicada retórica, las metáforas alambicadas y los símbolos frondosos que proliferan en la literatura iraniana. Espíritu sincero y directo, preocupado objetivamente por los problemas concretos de la vida, adopta la forma poética conocida con el nombre de robaiyat, cuya brevedad no consiente floreos retóricos cuando se trata de decir algo. Su poesía fue introducida con éxito en Occidente a través del poeta irlandés Fitzgerald, a pesar de las variaciones por él introducidas en la versión inglesa. Pronto se sucedieron las traducciones a todos los idiomas cultos, basadas en colecciones de robaiyat más o menos atribuibles a Omar Khayyam. Los ciento sesenta y nueve que  se incluyen aquí parecen ser los más indubitablemente atribuibles a Khayyam, de acuerdo con el criterio del orientalista francés Franz Toussaint, y bastan por sí solos, evidentemente, para ofrecer una visión total del pensamiento de su autor.
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79 páginas impresas
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Citas

  • Diego Ospinacompartió una citahace 3 años
    ¡Pobre hombre, nunca sabrás nada! Jamás aclararás ni uno solo de los misterios que nos rodean. Puesto que las religiones te prometen el Paraíso, procura crearte uno en esta tierra, puesto que el otro tal vez no exista.
  • Diego Ospinacompartió una citahace 3 años
    Los sabios y los filósofos más ilustres han caminado entre las tinieblas de la ignorancia. Sin embargo, eran los luminares de su época. ¿Qué hicieron? Pronunciaron algunas frases confusas y luego se durmieron
  • Diego Ospinacompartió una citahace 3 años
    Embébete bien de esto: un día tu alma caerá de tu cuerpo, y serás empujado tras el velo que flota entre el universo y lo incognoscible. Entretanto, ¡sé dichoso! No sabes de dónde vienes. No sabes a dónde vas
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