Cuando el gato aparece, nuestra cara se ilumina; sonreímos y aplaudimos todas sus gracias como si con un solo movimiento de bigotes hubiera hecho desaparecer todas nuestras pequeñas miserias.
¿Por qué?
Al gato le ha costado mucho acercarse a los humanos. Sin embargo, cuando lo ha hecho, ha conseguido no sólo atravesar el umbral de nuestras casas, sino también el de nuestra intimidad.
¿Cómo?
Mudo, pero a la vez radiante, asiste a nuestros conflictos con la vida cotidiana. Mientras solicitamos consejos que luego no seguiremos, él nos ofrece con humor los trucos de su «kit de supervivencia del gato».
Este es su manual de adiestramiento: ¡una guía para curar a su humano de compañía de la tristeza y el desánimo, y enseñarle a aliviar las preocupaciones!
¿Filosofía o sabiduría? Su humano lo decidirá.