Virginia Wolf nos ubica en la estrecha y tranquila calle Wimpole Street para que sigamos de cerca las experiencias, los pensamientos y sufrimientos de Flush, un cocker spaniel de orejas largas y cola ancha, que a los pocos meses de su nacimiento es regalado a la famosa poetisa Elizabeth Barrett. En esta historia, Woolf relató la historia del perro de Barrett con rigor biográfico, recreando con detalle la época victoriana, el encierro y la enfermedad de la joven, que tenía como única compañía y esperanza al pequeño Flush.