Nos trasladamos al año 1692, a Salem, Massachusetts, donde vive una pequeña comunidad dedicada al servicio de Dios. Pero un grupo de jovencitas, cohibidas e irritadas a la vez por la sofocante atmósfera a la que las someten sus mayores, se ponen a bailar desnudas en los bosques. Una de ellas, Abigail Williams —que ha perdido su inocencia en el lecho del granjero John Proctor, un hombre casado—, bebe una pócima encantada para inducirla a matar a la mujer de éste. Y, de repente, el Diablo parece apoderarse de Salem. Las jóvenes «brujas» son descubiertas e, incitados por sus terribles acusaciones, todos los habitantes del pueblo son presa de una extraña e incontenible histeria colectiva. Miller escribió sobre el evento como una alegoría del mccarthismo que sucedió en Estados Unidos en los años 50.