Catherine tuvo muchos amantes a lo largo de su vida. Pero el acto de sexo era sólo físico y necesitaba más — una conexión mental que trasciende la historia ordinaria de la chica que encuentra al chico que cada cuento le enseña a la gente a desear. Comenzó a leer acerca de estar desnuda en público. Todas las mujeres se sentían más poderosas, más apreciadas, y más sexy que nunca luego de sus experiencias. El mundo del exhibicionismo satisfacía a Catherine de una manera que la hacía sobrepasar sus límites con cada nuevo encuentro. Un día decide pintarse el cuerpo en un estudio de arte local y tener una noche en la sinfonía. Un encuentro casual con un conocido conduce a una actuación pública que deja a más de dos clientes satisfechos
