Ariel cuenta sus vicisitudes como bibliotecario en un colegio de monjas. Apasionado de los libros y aspirante a escritor, dotado de humor e ironía, Ariel es también un intelectual alcohólico, enamoradizo y propenso a los desengaños. De la Riva, la joven heroína del relato, que puede inspirarnos lo mismo amor que inquietud, deseo y melancolía, llega a ser su musa y su obsesión.