Mientras Europa tiembla en pleno fragor de las guerras napoleónicas, el capitán Aubrey se convierte en un sedentario caballero confortablemente apoltronado en la vida doméstica: esposa, hijas, suegra, criados… Sin embargo, los recuerdos de la vida marinera son grandes, por ello cuando se presenta la posibilidad de volver al mar no se lo piensa dos veces. Su ejemplo será imitado por sus viejos amigos, el doctor Maturin y otros. La misión que el Almirantazgo encarga a Aubrey en esta ocasión ofrece todos los ingredientes de riesgo y aventura que el inquieto capitán sabe apreciar: se trata de arrebatar a los franceses las islas Reunión y Mauricio, en el océano Índico. Una empresa difícil, que les obliga a doblar el cabo de Buena Esperanza y permite a Maturin profundizar en el conocimiento de la extraordinaria naturaleza de la región de El Cabo y a manifestarse como un excelente espía.
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