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Nina Lykke

Estado del malestar

  • Guillermina Oropezacompartió una citahace 2 años
    Es vital cuidarse de la vanidad. Si se quiere estar bien con uno mismo, la vanidad es lo primero de lo que hay que deshacerse. Una vez libre de ella, se es libre del todo. Pero la vanidad es astuta y se da buena maña en esconderse y después se esconde un poco más y luego un poco más todavía. A menudo incluso ni se molesta en esconderse
  • Claudia Htcompartió una citahace 2 años
    El inconsciente elige y de­secha entre el alboroto constante que nos rodea, y nos muestra lo que en el fondo sabemos, pero no nos atrevemos a reconocer.
  • Guillermina Oropezacompartió una citahace 2 años
    Quienes fuimos entonces ya no están, entre otras cosas porque las células del cuerpo se renuevan por completo cada siete años
  • Aniecompartió una citael mes pasado
    Porque lo que nos controla son los detalles. Los detalles microscópicos nos guían y nos sostienen y nos derriban
  • Aniecompartió una citael mes pasado
    Todos los oficios deberían tener uniforme, aunque solo fuera por la satisfacción que se siente al quitárselo.
  • Aniecompartió una citael mes pasado
    Fingimos que no hay diferencias de género y todo lo hacemos con buena intención, pero antes también teníamos buena intención, siempre la hemos tenido, y con la buena intención lo tapamos todo y decoramos la realidad para que encaje con lo que idealmente creemos que tendría que ser, como hemos hecho siempre.
  • Aniecompartió una citael mes pasado
    La intranquilidad y la neurosis no son excepciones ni enfermedades, sino nuestro estado más básico, porque si tuviéramos la capacidad natural e innata para vivir en armonía aquí y ahora, nuestros antepasados habrían sido devorados y exterminados antes de conseguir salir reptando del mar. Estamos aquí porque descendemos de una lista interminable de neuróticos inquietos que no se rindieron, que a base de ensayo y error y fracasos y angustia y noches sin dormir descubrieron cómo conseguir que sus hijos sobrevivieran y cómo defenderse de los animales salvajes. No estamos aquí para divertirnos, y quienes no comprendieron esto y se sentaron tranquilamente a descansar, sin prestar atención a los peligros y sin prepararse para evitar ataques o accidentes, murieron sin poder terminar de reírse y mucho menos de reproducirse. Estamos aquí porque nuestros antepasados consiguieron reproducirse antes de morir asesinados o de hambre, y lo consiguieron porque fueron lo suficientemente inteligentes para descubrir a los depredadores que se escondían entre la hierba en lugar de disfrutar de las bellas flores que crecían entre esa misma hierba. Descendemos de neuróticos como ellos y a ellos tenemos que agradecerles nuestra existencia.
  • Aniecompartió una citael mes pasado
    La intranquilidad y la neurosis no son excepciones ni enfermedades, sino nuestro estado más básico, porque si tuviéramos la capacidad natural e innata para vivir en armonía aquí y ahora, nuestros antepasados habrían sido devorados y exterminados antes de conseguir salir reptando del mar. Estamos aquí porque descendemos de una lista interminable de neuróticos inquietos que no se rindieron, que a base de ensayo y error y fracasos y angustia y noches sin dormir descubrieron cómo conseguir que sus hijos sobrevivieran y cómo defenderse de los animales salvajes. No estamos aquí para divertirnos, y quienes no comprendieron esto y se sentaron tranquilamente a descansar, sin prestar atención a los peligros y sin prepararse para evitar ataques o accidentes, murieron sin poder terminar de reírse y mucho menos de reproducirse. Estamos aquí porque nuestros antepasados consiguieron reproducirse antes de morir asesinados o de hambre, y lo consiguieron porque fueron lo suficientemente inteligentes para descubrir a los depredadores que se escondían entre la hierba en lugar de disfrutar de las bellas flores que crecían entre esa misma hierba. Descendemos de neuróticos como ellos y a ellos tenemos que agradecerles nuestra existencia.
  • Aniecompartió una citael mes pasado
    Quiero abrir la puerta y gritar: ¿quién no es impotente?, ¿quién no se siente solo?, ¿quién no está cansado?, ¿a quién no le duele la cabeza?, ¿a quién no le duele la espalda?, ¿quién no tiene insomnio? Idos a la mierda con vuestros lloros y vuestras quejas. Todos los años lo mismo. La ma­yoría de los dolores y de las enfermedades se pasan solos. ¿Sois conscientes de lo corta que es la vida y lo poco que podemos dar por sentado? ¿Cuáles son las probabilidades que tenemos de estar vivos? Más o menos las mismas que tendríamos de ganar el gordo de la lotería, es decir, casi ninguna. Y sin embargo aquí estamos. Menudo milagro y menuda maquinaria increíble es el cuerpo humano. Deberíamos arrodillarnos y dar gracias a Dios y al universo cada día que respiramos y caminamos y comemos por nosotros mismos. «¿Y por qué no valoráis más lo que tenéis cuando lo tenéis?», pero no consigo desarrollar del todo ese pensamiento, porque Tore me interrumpe.
  • Aniecompartió una citael mes pasado
    Pero a pesar de que aún hay muchas cosas que no admiten respuesta y frustran cada intento de buscar una solución, todavía existe la creencia generalizada de que tanto las cosas malas que hacemos como las cosas buenas que no hacemos son las culpables de nuestras carencias e irregularidades pasadas y presentes, en un trabajo constante para alcanzar un estado que creemos que se encuentra en algún sitio. Una respuesta definitiva, una conclusión final y un si hubiera hecho esto o si hubiera hecho lo otro. Esa creencia se encuentra en un extremo de una cuerda que está atada a un gancho que a su vez cuelga de la nariz de todas las personas que han vivido y que vivirán.
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