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Libros
Lina María Parra Ochoa

La mano que cura

  • Alejandra Olivarescompartió una citahace 8 meses
    Lo sé como se saben las cosas verdaderas, con el vientre.
  • Alicia M. Marescompartió una citaayer
    La noche ya está fresca, el suelo mojado y la manguera tirada a nuestros pies como una culebra muerta.
  • Alicia M. Marescompartió una citaayer
    no soy capaz de pedirle al taxista que maneje más despacio, que respete mi vida y la suya. Me da pena incomodarlo, aunque me mate. No importa. A veces mi vida se siente tan prescindible, tan coca. Pienso en el sonido de la última galleta navideña dentro del tarro de metal que se agita. Eso soy.
  • Alicia M. Marescompartió una citaayer
    Y vi en el vestido el amor de mi mamá por mi papá, vi el pasado que había estado reposando en esa caja con naftalina tantos años, vi el nacimiento de todos mis hermanos como si el tiempo fuera una tela que se desdoblaba delante mío
  • Alicia M. Marescompartió una citaayer
    y a ella solo le queda confiar, confiar en quién sabe qué destino, porque los animales no tienen dioses.
  • Alicia M. Marescompartió una citaayer
    Hay libros que tenía desde su infancia y libros que compró meses antes de morir, sabiendo que no los leería porque sus ojos se estaban nublando. Él, creo, presintió que se le venía una ceguera repentina, como una avalancha blanca sobre la mirada.
  • Alicia M. Marescompartió una citaayer
    Voy a la cocina a buscar el Raid y detrás de mí siento pasos. Pasos de animal grande. Patas con uñas, como de un perro muy pesado. Me aguanto las ganas de voltearme porque para qué, si ya sé que no voy a encontrar nada, solo la casa vacía y oscura y ajena. Solo el enrarecimiento del ambiente que se aloja entre mis paredes y esa sensación tangible de que algo me sigue, algo que camina y se arrastra y se aferra a las esquinas.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 3 días
    Entonces, mi hermana es la que acompaña en las tardes a mi mamá, trata de conversarle, luchando ella también contra el dolor de la muerte. Es extraño que un dolor compartido nos aleje de formas tan sutiles.
  • Librofertascompartió una citahace 9 días
    Uno no es nada, le repitió Ana Gregoria, las dos sentadas sobre el piso de tierra del patio de la casa de ella. Y Soledad entendió por fin en todo el cuerpo el peso de cada palabra en esa frase. Entendió como se entiende el peligro o el amor o la ira
  • Librofertascompartió una citahace 9 días
    Veo ideas subrayadas con lapicero. Él decía que un libro se hacía realmente suyo por las ideas subrayadas, porque en él podía leerse su lectura.
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