Pero ella no tiene los ojos abiertos.
—No, todavía no. No sé si vayan a abrírsele. Aunque ella tiene su cosa, una mano buena pa sanar.
—La mano que cura —digo sin saber si la mamá vaya a entenderme. Nunca he mencionado eso delante de ella, pero no me sorprende que sonría.
—Vos de