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Libros
Alejo Carpentier

El ocaso de Europa

Adolf Hitler ufano frente a la torre Eiffel. El meridiano de generaciones de intelectuales latinoamericanos se enturbia ante la certeza de una Francia ocupada. Figuras descollantes de las letras y las artes se exilian en el Nuevo Continente. Quienes colaboran con los nazis y el gobierno de Vichy, contrastan con valerosas posiciones de resistencia e integridad como las del filósofo Henri Bergson. Vivas aún las experiencias de los años treinta en París, Alejo Carpentier da a conocer en la revista Carteles un conjunto de artículos con el propósito de escrutar su presente en los instantes más álgidos de la Segunda Guerra Mundial y alertar de la cultura como terreno de indiscutible poder simbólico. Bajo el título de El ocaso de Europa, el presente volumen reúne esos textos publicados entre noviembre y diciembre de 1941. Se incluye además como material complementario, un bosquejo inconcluso con el cual el autor proyectaba introducir la serie y, por su estrecha relación temática, las entregas periodísticas que destinara al diario Tiempo Nuevo. Enriquece esta edición un prólogo de Graziella Pogolotti, y las notas y la cronología preparadas por Rafael Rodríguez Beltrán y Armando Raggi.
282 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2024
Año de publicación
2024
Editorial
RUTH
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Citas

  • Talia Garzacompartió una citaayer
    Amedeo Modigliani (1884-1920), pintor italiano que murió pobre y enfermo en París; el reconocimiento universal vino solamente después de su muerte.
  • Talia Garzacompartió una citaayer
    El culto desmedido de lo pretérito ha llevado al Viejo Continente a ignorar, desde hace mucho tiempo, lo que constituye realmente una cultura viviente. El francés, el italiano, el español, me han parecido siempre individuos que al avanzar por un camino, tuviesen el cuerpo andando por el kilómetro cincuenta, y la cabeza a remolque por el kilómetro diez. Porque es curioso observar que cuando el hombre de Europa se encuentra ante un hecho nuevo o la manifestación de un espíritu realmente original, lo juzga siempre comparativamente, en función de nociones preestablecidas, ideas generalizadas o tradiciones aún vigentes. De ahí que el público europeo, cada vez que entra en contacto súbito con un creador absolutamente personal, con un artista certeramente independiente, se estima siempre superior a él, estando convencido de que este solo aspira a «tomarle el pelo», sorprenderlo, «epatarlo», etc., etc.
  • Talia Garzacompartió una citaayer
    Pero lo que más han reprochado a los Estados Unidos los intelectuales europeos es su juventud extrema, su «ausencia de historia y de tradiciones». O lo que es lo mismo: su ausencia de catedrales góticas, acueductos romanos y viejos edificios. Factores sin los cuales Europa no concibe la posibilidad de una cultura.
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