Luz María y Abel se conocieron siendo niños, el destino los separó por varios años y cuando se volvieron a encontrar, él regresó convertido en sacerdote. Ella se había convertido en una hermosa jovencita.
En cuanto sus miradas se cruzaron, sintieron la llama de la atracción y el amor. Arrastrados por esa vorágine de pasión, sucumbieron ante el deseo que sus cuerpos anhelaban, dando inicio a un pecado tan severo que era considerado un sacrilegio, por el cual tuvieron que pagar con sangre y muerte para así alcanzar el perdón de Dios y de la sociedad.
