Libros
Luis R. Aizpeolea

Los entresijos del final de ETA

El cese definitivo de ETA no ha sido el resultado de una negociación entre el Gobierno y la banda terrorista; tampoco de una rendición absoluta. Ha sido lo más parecido a lo que vaticinó el Pacto de Ajuria Enea hace 25 años: la consecuencia de un acoso policial, judicial y social sobre la banda terrorista y su brazo político, que ha obligado a la izquierda abertzale a exigir a ETA el cese legítimo para salvar su proyecto político soberanista. ETA estaba condenada a desaparecer desde que decidió enfrentarse al ordenamiento jurídico y democrático. Este libro narra, con nuevos datos, su lenta decadencia en diez hitos y se extiende en los pormenores de su final, que ha sorprendido especialmente a la parte más conservadora de la derecha española, que pretende poner trabas a la consolidación de ese final condicionando al gobierno del PP y a las instituciones y a la convivencia de Euskadi y España con la falacia de que ETA ha ganado y la democracia ha perdido.
157 páginas impresas
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Citas

  • Ahora todo en dedanscompartió una citahace 4 años
    Entre 1981 y 1983 hubo un parón en la guerra sucia, que reapareció, con el Gobierno de Felipe González, en octubre de 1983, con el secuestro en el sur de Francia y posterior asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, jóvenes militantes de ETA. Casi a la par fue secuestrado en Hendaya Segundo Marey, un ciudadano francés al que los GAL confundieron con un dirigente de ETA, y que posteriormente fue liberado.

    En los GAL participaron, además de mercenarios, agentes de policía españoles; responsables del Ministerio del Interior del Gobierno de Felipe González, según sentencia del Tribunal Supremo, y políticos siniestros que lo teorizaron
  • Ahora todo en dedanscompartió una citahace 4 años
    Sus precedentes inmediatos fueron la Triple A y el Batallón Vasco Español (BVE), que actuaron durante los gobiernos de la UCD. Algunos de sus componentes eran los mismos, como Jean Pierre Cherid, un mercenario argelino que participó en el atentado mortal del BVE contra el máximo dirigente de ETA militar, José Miguel Beñaran, Argala, en 1978, y que murió en Biarritz, como miembro de los GAL, en 1985, al estallarle una bomba que manipulaba en la preparación de un atentado
  • Ahora todo en dedanscompartió una citahace 4 años
    Pero las Fuerzas de Seguridad aún no estaban lo suficientemente profesionalizadas para combatir el terrorismo etarra e incurrían en redadas masivas e indiscriminadas, con la frecuente aplicación de los malos tratos y torturas a los detenidos.

    A su vez, a finales de 1983, hizo acto de presencia una nueva modalidad de guerra sucia que se convertiría en un auténtico retroceso para la lucha antiterrorista: los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), cuya actividad se prolongó hasta 1986, con un balance de 27 asesinatos entre militantes de ETA y ciudadanos franceses

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