Estos picaros monjes que no hablan saben más de lo que deberían. Y Westlake, el amo del humor en la novela criminal, sabe mucho más que todos ellos juntos. Un libro que no perdona la carcajada, y que hace alardes de habilidad para mezclarla con el más apasionante suspense. Westlake, el número uno, como declara el New York Times, en una de sus mejores novelas.