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Daphne du Maurier

Mi prima Rachel

  • Alejandra Arévalocompartió una citahace 5 años
    Es curioso que, en momentos de crisis, nos vuelva la infancia a la cabeza como un látigo.
  • Viridiana Caballero Garcíacompartió una citahace 2 meses
    La cuestión es que la vida hay que soportarla y vivirla. Lo complicado es cómo vivirla.
  • Viridiana Caballero Garcíacompartió una citahace 2 meses
    Pendía de la horca entre el firmamento y la tierra o, como me dijo mi primo Ambrose, entre el Cielo y el Infierno. Al Cielo no llegaría nunca y el Infierno que conocía lo había perdido para siempre
  • Berenice Torrescompartió una citahace 3 años
    Mi maestro de Harrow nos dijo una vez, en quinto curso, que la verdad era una cosa intangible, invisible, con la que tropezábamos algunas veces sin llegar a reconocerla, y que solo la encontraban, la guardaban y la entendían los ancianos que se aproximaban a la muerte y, a veces, los muy puros o muy jóvenes.
  • Berenice Torrescompartió una citahace 3 años
    Intenté pensar en qué más tenía para darle. Le había dado las tierras, el dinero, las joyas. Le había dado mi alma, mi cuerpo y mi corazón. Solo me quedaba el apellido, y eso ya lo tenía ella. No me quedaba nada. Únicamente miedo.
  • Berenice Torrescompartió una citahace 3 años
    «El dinero, y que Dios me perdone por decirlo, es actualmente la única forma de llegarle al corazón».
  • Berenice Torrescompartió una citahace 3 años
    Si hubo pasión, lo he olvidado. Si hubo ternura, todavía la llevo conmigo. El asombro que me inspira que una mujer, al aceptar el amor, se quede indefensa es mío para siempre. Tal vez sea ese el secreto que tienen para atarnos a ellas. Y lo ocultan hasta el final.
    Yo no podía saberlo, no tenía con qué compararlo. En mi vida, ella era la primera y la última.
  • Berenice Torrescompartió una citahace 3 años
    –Philip, algunas mujeres –dijo–, muy posiblemente buenas, causan desastres aunque no se les pueda imputar culpa alguna. De alguna manera, todo lo que tocan se convierte en tragedia. No sé por qué te lo digo, pero creo que es mi deber.
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 3 años
    una mirada de angustia, como si lo acechara una sombra por la espalda y no se atreviera a mirar atrás. La expresión general era como de estar perdido… y solo. Como si supiera que se avecinaba un desastre. Aunque los ojos pedían cariño, también suplicaban compasión. Al pie del dibujo había escrito una frase en italiano: «Para Rachel. Non ramentare che le ore felice. Ambrose»
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 3 años
    Estaba a mi lado, con la sombrilla apoyada en el hombro. Llevaba un vestido negro, de fina muselina, con el cuello de encaje blanco. Estaba igual que la primera vez que la vi, hacía diez meses, aunque ahora era verano. El aire olía a césped recién segado. Pasó una mariposa volando alegremente. Las palomas se arrullaban en los grandes árboles de más allá del césped
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