Lenna llegó una mañana calurosa en febrero del 2015. Su madre lo sería por primera vez a los treinta y dos años. Ella era la mujer más feliz del universo porque tenía el motivo y la razón que por muchos años había esperado y deseado: un bebé, una vida dando vida, como lo ha definido: “en la mejor etapa de su vida”. Sin embargo, después de veinte horas de nacida, Lenna muestra síntomas de respiración acelerada. Para su mamá todo empezaba a cambiar. La incertidumbre y el miedo empezaban a apoderarse de ella.
El libro narra lo vivido por su mamá durante los nueve meses de embarazo. Cada sueño e ilusión, cada momento vivido al máximo. También sus alegrías y penas, el cómo iba planeando su llegada, el nombre que le pondría, el día que Lenna decidió nacer y la manera en la que estaba marcando su vida. Los veintiocho días de disfrute, amor incondicional, esperanza y fe, así como de dolor, pena e incertidumbre del día en que tuvo que despedirla y lo que fueron los cuatro primeros años en este, su camino de duelo.
Esta situación inesperada al inicio hizo que se vean truncados sus sueños, ilusiones y expectativas. La muerte de un ser querido llega a afectar al cuerpo físico y a las emociones. Todo esto viene acompañado de mucho dolor y miedo a lo desconocido, con sentimientos de culpabilidad y preocupación en el entorno familiar. Sin embargo, es este entorno familiar el gran apoyo que se tiene para afrontarlo.
Cada momento que, sin lugar a dudas, permanecen en su mente y corazón. Una gran lección de vida y amor que la acompañarán hasta que le toque partir y llegar a ese lugar maravilloso y hermoso donde le espera la dulce Lennita.
