La mayoría de la gente y empresas de hoy se esfuerzan por ser socialmente responsables, proteger el medio ambiente y mejorar las condiciones económicas para los menos favorecidos. Desafortunadamente, algunas acciones tomadas en nombre de alcanzar estas metas perpetúan la pobreza, la enfermedad, la desnutrición, la injusticia y la muerte prematura entre las personas más pobres de la Tierra.
Ese es el mensaje de vital importancia transmitido en el revolucionario libro de Paul Driessen, Eco-Imperialism: Green power, black death, ahora disponible en una NUEVA TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL, Eco-Imperialismo: La pobreza es el peor contaminante, de Federico Palavecino, Argentina.
A través de historias de casos, testimonios de personas de todo el mundo, análisis convincentes y variadas estadísticas, Driessen disecciona en forma cuidadosa y profunda diversos reclamos y programas ambientales; muestra que las naciones pobres suelen tener la peor contaminación; y explica por qué los esfuerzos para proteger el medio ambiente también debe considerar a los padres y niños carentes de energía, pobres, desempleados, hambrientos y enfermos en países en desarrollo que a menudo soportan el peso de las agendas de los activistas ambientales.
En un lenguaje simple, directo y de fácil compresión, el autor examina el beneficio generado por el uso de combustibles fósiles, de insecticidas y repelentes, de biotecnología y organismos genéticamente modificados como el Arroz Dorado, para mejorar y salvar vidas en todo el mundo.
Otros capítulos exploran los argumentos más a menudo utilizados para generar reglas ambientales cada vez más restrictivas de las actividades humanas, y demuestra que muchas de ellas son impuestas por activistas de naciones sanas y ricas a personas que viven con menos de $2 por día, no tienen acceso a la electricidad, apenas pueden alimentar a sus familias y están tratando desesperadamente de evitar o sobrevivir a enfermedades sobre las cuales los habitantes de países desarrollados rara vez oyen hablar hoy en día.
Un capítulo aborda las falacias sobre el DDT, explicando que este químico a menudo vilipendiado es mucho menos dañino para la gente o el ambiente que lo que muchos han sido llevados a creer. Driessen también demuestra que el DDT es en realidad el repelente de insectos más poderoso y duradero que se haya inventado.
Pulverizarlo una vez cada seis meses en las paredes de barro o ladrillo mantiene a raya a la mayoría de los mosquitos portadores de malaria, irrita a los que entran para que no piquen, y mata a cualquiera que se pose en las paredes. Utilizado junto con mosquiteros, medicamentos contra la malaria y otros programas, puede ayudar a erradicar una enfermedad que todavía mata a medio millón de personas cada año, sobre todo en África.
Otros capítulos abordan el uso de combustibles fósiles y energías renovables, el ‘desarrollo sostenible’, el ‘principio precautorio’, el calentamiento global y cambio climático, la responsabilidad social corporativa, las relaciones con los inversionistas, la ‘justicia ambiental’ y el futuro del ambientalismo y las políticas ambientales.
Driessen enfatiza que la formulación de políticas en saludo y medio ambiente debe considerar muchas necesidades y problemas diferentes, que a menudo compiten entre sí. Si hemos de tomar decisiones verdaderamente justas, humanas e informadas, debemos examinar todos los aspectos de estas cuestiones, no sólo aquellas defendidas por intereses políticamente poderosos.