Ella tiene doce años, él quince, y todo empieza, en los años treinta, en la finca de un hidalgo del Aveyron. ¿Idilio? No exactamente: una amistad de vacaciones permite que un niño y una niña se entrevean, se adivinen y emprendan luego los caminos separados trazados para ellos por los adultos que todavía los dominan.El llegará a ser un médico prestigioso y próspero. ¿Ella? Su vida parece destinarla a ese paisaje que la ha visto nacer y que tal vez la verá envejecer junto a un padre encerrado en sus sueños.Sin embargo, todo encuentro es una cita que nos da el destino. A nosotros corresponde descifrar su mensaje; pero si no hemos sabido hacerlo trataremos inútilmente de encontrar el verdadero sentido de nuestra vida. El destino, por su parte, insiste en renovar sus señales; nada indica, sin embargo, que no las comprenderemos demasiado tarde.La Codorniz, obra profundamente emotiva y delicada, ocupa un lugar especial en la literatura de nuestra época.Aunque hace ya cerca de treinta años que se publico, esta novela, en la que Paul Vialar vertiera todos los recursos de su sensibilidad y su talento, se lee hoy como si acabara de ser escrita.
