He recorrido a pie varias ciudades grandes y pequeñas de Italia y siempre me ha sorprendido la maravillosa tradición de la passeggiata: un sociable paseo vespertino por las calles de la población, saludando a amigos y vecinos, y deteniéndose a conversar con ellos. Este hábito del paseo urbano resume todo lo bueno que aporta caminar por la ciudad y demuestra lo fácil que resulta convertirlo en una actividad diaria si las ciudades se construyen con miras a ello. Para ayudar a nuestros diseñadores urbanos en ese objetivo propongo utilizar el acrónimo FASE: a fin de posibilitar la passeggiata, nuestras ciudades deben ser fáciles (de recorrer a pie), accesibles (a todos), seguras (para todo el mundo) y estimulantes (para todos). Los pasos necesarios para hacer ciudades caminables –o remodelarlas para que lo sean– son sencillos. Solo hace falta darlos.