Prosper Mérimée

Lo único que añadieron al argumento —la descolorida y redimida Micaela— no hace sino debilitarlo.

Tiene un lugar en el abigarrado triunfo del movimiento romántico; Víctor Hugo, George Sand y Sainte-Beuve fueron de su círculo.

Mérimée era amigo y admirador de Stendhal.

Nietzsche, con el olfato que poseía para lo aristocrático y lo retozón, miraba a Mérimée como uno de los maestros de la prosa moderna.

«¡Bien! —me dije—, la semana pasada cené con un salteador de caminos; vayamos hoy a tomar helados con una sierva del diablo.

Para la gente de su raza la libertad lo es todo e incendiarían una ciudad para ahorrarse un día de cárcel.

En principio, la mayoría de ellas se halla en el caso de la fea de Ovidio: Casta quam nemo rogavit[42].