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Haruki Murakami

  • Andrea. P. Fernándezcompartió una citahace 2 años
    Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás.
    Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.
  • María José Levíncompartió una citael año pasado
    Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.
  • Kenny Guevara Echevarríacompartió una citael año pasado
    En este mundo, las personas enseguida nos cansamos de las cosas que no son aburridas, y las cosas de las que no nos hartamos suelen ser aburridas. Así son las cosas. En mi vida hay espacio para el aburrimiento, pero no lo hay para el hastío. La mayoría de la gente no sabe discernir entre ambas cosas.
  • Rodrigo Garcia Zcompartió una citael año pasado
    Temes a la imaginación. Y a los sueños más aún. Temes a la responsabilidad que puede derivarse de ellos. Pero no puedes evitar dormir. Y si duermes, sueñas. Cuando estás despierto, puedes refrenar, más o menos, la imaginación. Pero los sueños no hay manera de controlarlos.
  • Rodrigo Garcia Zcompartió una citael año pasado
    Según los conocimientos actuales, los primeros que imaginaron el concepto de laberinto fueron los antiguos mesopotámicos. Éstos les arrancaban las tripas a los animales, o, a veces, los intestinos a los seres humanos, y, según la forma que tuvieran, predecían el futuro. Sentían admiración por lo complejos que eran. Así que la forma del laberinto remite a las entrañas. Es decir, que el principio del laberinto reside en tu propio interior. Y éste se corresponde con el laberinto exterior.
  • Rodrigo Garcia Zcompartió una citael año pasado
    Lo que existe fuera de ti es una proyección de lo que existe en tu interior, lo que hay dentro de ti es una proyección de lo que existe fuera de ti.
  • Kevin Alaniscompartió una citahace 2 meses
    Con lo vasto que es el mundo, a ti te corresponde un espacio minúsculo —y ya te parece bien que así sea—, pero éste no figura en ninguna parte. Cuando buscas una voz, sólo encuentras un silencio profundo. Pero cuando buscas el silencio, sólo encuentras una voz
  • Andrea. P. Fernándezcompartió una citahace 2 años
    A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.
  • Andrea. P. Fernándezcompartió una citahace 2 años
    un lugar frío es mejor no ir. Llego a esta conclusión. Sencillo, ¿verdad? Pues me voy a un lugar cálido. Así no necesitaré abrigo. Ni guantes. Al no tener que pensar en el frío, la ropa necesaria queda reducida a la mitad. Elegí prendas ligeras, fáciles de lavar, que se secaran deprisa y que abultaran lo menos posible, las plegué bien y las embutí en la mochila. Aparte de ropa: mi saco de dormir three seasons, que se puede deshinchar y plegar bien, un neceser con los productos de aseo básicos, una capellina de plástico, cuaderno y lápices, un discman MD de Sony con el que se puede grabar, y unos diez discos compactos (la música es indispensable), pilas recargables de repuesto
  • Andrea. P. Fernándezcompartió una citahace 2 años
    Yo, por supuesto, no gozaba de grandes simpatías. Había levantado un alto muro a mí alrededor y hacía lo imposible para que nadie se metiera dentro y para no tener que dar yo un paso fuera de él.
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