destacaría el papel de la Iglesia oficial desde los primeros siglos de la era común en la organización voluntaria, deliberada y programada de esta erradicación de todo pensamiento anterior a su reinado temporal o que no se adhiriera a su sistema ideológico: destrucción de manuscritos, incendio de bibliotecas, persecución de filósofos, cierre de sus escuelas, asesinato de los recalcitrantes, con Hipacio como figura emblemática, codificación jurídica (Teodosio, Justiniano) de la aniquilación de la cultura pagana.