Beatriz Elena Satizábal Escobar

en la década de 1970, no estaban tan integradas las diferencias. Para muchos, lo diferente se pensaba como un castigo debido a connotaciones religiosas y era común repetirse, simplemente: “Algo debo haber hecho mal”. Ese fue el caso de mi mamá.

Cuando hice ese cambio de pensamiento, mi vida también lo hizo. Y fue en ese proceso de sanación, que inicié a mis 30 años, en el que comprendí que el tema no era que me arreglaran las manos, sino que pudiera ser yo misma con lo que tenía.

Y esa es quien soy hoy.

Cuando se gana identidad lo primero que una experimenta es la aceptación: así se vive más feliz con lo que una es. Cuando empiezas a entender que el hecho de que seas como sos le es indiferente a los demás, simplemente accionas.

Cuando la gente por la calle me mira por mi discapacidad, honestamente, no me va ni me viene. Pero te das cuenta de que, además de ser como eres, tienes que educar a los demás para que te

Mi infancia fue muy amigable, el colegio también, y fue una de las mejores épocas de mi vida. A mí nunca me dijeron, por ejemplo, “No sé cómo va a escribir” o “No va a poder hacer nada sola”. Es por eso que yo creo en la inclusión. Pienso que el hecho de que nunca me hayan dicho que no iba a poder hacer algo que hacían los demás niños y niñas fue algo que me marcó. Y lo agradezco mucho.

Tanto en el colegio como en la universidad siempre fui muy buena alumna. Creo que eso era parte de lograr un posicionamiento y de demostrar que todo lo que hacían mis compañeros y compañeras yo podía hacerlo igual de bien. Pero cuando salí a trabajar volví a lo mismo: no estaban preparados para mí.

Esos gestos son muy lindos y ese video me hizo recordar esto: en mi infancia mis compañeras me ayudaban a buscar la manera de hacer todo lo que ellas hacían.

En toda mi infancia yo nunca me di cuenta de que era diferente, porque en el grupo en el que crecí nunca me lo hicieron sentir. Yo estaba segura y cómoda.

En eso soy crítica con una parte del activismo feminista. Nos quedamos en un registro: derecho al aborto, derechos en torno a la menstruación o a la lactancia, pero ¿alguien piensa en cómo es la primera menstruación para una mujer no vidente? ¿O cómo se siente una mujer que no escucha cuando ha sido mamá? Muchas hablan de la frustración de no haber podido ver el rostro o escuchar la voz de su bebé. A veces falta esa compasión, ponerse en el lugar de las otras personas, pero de todas las otras, no solo las más similares a una.

En algún punto siento una desventaja. Creo que el tema de inclusión no pasa solo por una política. Es de la mente. Se pueden poner todas las políticas que quieras, las más lindas, pero si mis compañeros me siguen viendo como la que le falta el brazo, no sirve. A veces siento que me tratan como si yo pensara con las manos en vez de con la cabeza y veo que se enfocan más en lo que me falta, que en lo que tengo.