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Lourdes Pinel

Lourdes Pinel

  • Marcia Ramos
    Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    entonces cuando me di cuenta de que las paredes lloraban un agua negra que se deslizaba por el suelo hasta filtrarse por una trampilla. De la trampilla salían gritos. Gritos de mujeres. De mujeres que preferirían estar muertas.
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    más sensato vuelvo a zambullirme en su piel de tacto membranoso que me recuerda a lo de esta mañana, cuando nadaba en el río rodeado de aquel espanto
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    más sensato vuelvo a zambullirme en su piel de tacto membranoso que me recuerda a lo de esta mañana, cuando nadaba en el río rodeado de aquel espanto
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    El Conde la escudriñó con sus ojos huecos, y después rio, rio, rio con esa risa que solo puede salir de un armario vacío. Después se encerraron, y tal y como habían hecho desde que la señora comenzó a vivir en Palacio, no salieron en muchas noches ni en muchos días
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    erizos

    «Los recuerdos son como los erizos: si los acaricias, acaban haciendo daño», dice mi padre cuando me arropa. Yo creo que lleva razón. Porque algunas palabras te vienen a la mente como púas, como cuando mamá prometió no abandonarnos jamás, pero en el último momento tuvo que arrepentirse, y desde entonces papá me acuesta todas las noches y me clava sus dedos como agujas debajo de las sábanas
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    Parece fuego.
    Pero una noche de viento, cubrió el brocal con un tablón más grande. La niña, con voz subterránea, dijo:
    —Madre, no cierres, no cierres.
    Pero la mujer no la oyó
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    vio que asomaba la cabeza de una mujer calva. Los ojos de la mujer eran blancos, aunque centelleaban como si estuvieran hechos de sangre, y las manos estaban llenas de ceniza, con dedos largos y oscuros
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    La mujer calva, la miró fijamente y señalando con sus dedos de ceniza los graznidos del cielo, respondió:
    —Serás mi hija y tendrás que hacer todo lo que te diga, pero no deberás contárselo a nadie
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    No, niña, aquí no hay ningún pozo —contestó la mujer calva, y a la muchacha se le llenó el cuerpo de una dicha extraña, una dicha de graznidos de aves y de colmillos de fieras
  • Marcia Ramoscompartió una citahace 2 años
    Viva!, ¡viva!, ¡el fuego!, ¡el fuego! —gritó llena de alborozo, y quiso encender la cerilla mágica, pero ya no estaba en su regazo ni tampoco en el barreño de latón ni entre los pliegues de la manta vieja.
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