bookmate game
es

Juan Rulfo

  • Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 2 años
    "El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver.
  • Karelle Buendia Longoriacompartió una citahace 2 años
    Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, y cada que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana."
  • Sandra Vázquezcompartió una citael año pasado
    Tú eres ahora mi sueño. El mejor y el más hermoso de mis sueños. Un sueño que se puede tocar; que tiene ojos que lo miran a uno y boca tibia y dulce que lo hace a uno amar más la vida. Que tiene corazón y un alma noble y amiga en quien uno puede poner toda su fe.
  • Karelle Buendia Longoriacompartió una citahace 2 años
    "El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver. Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo; Sonreías.
  • Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 2 años
    y yo en un plan de prometerlo todo.
  • Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 2 años
    Y las sombras. El eco de las sombras
  • Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 2 años
    La madrugada fue apagando mis recuerdos. Oía de vez en cuando el sonido de las palabras, y notaba la diferencia. Porque las palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían ningún sonido, no sonaban; se sentían; pero sin sonido, como las que se oyen durante los sueños
  • JAyalacompartió una citael año pasado
    El aire nos hacía reír, juntaba la mirada de nuestros ojos
  • IB Studentcompartió una citahace 2 años
    Al amanecer, gruesas gotas de lluvia cayeron sobre la tierra. Sonaban huecas al estamparse en el polvo blando y suelto de los surcos. Un pájaro burlón cruzó a ras del suelo y gimió imitando el quejido de un niño; más allá se le oyó dar un gemido como de cansancio, y todavía más lejos, por donde comenzaba a abrirse el horizonte, soltó un hipo y luego una risotada, para volver a gemir después.
  • Letisha Spardacompartió una citahace 3 días
    no hubiera sido porque alguien vino a cerrarlos y a decirme: “Ella ya no está”, yo no me habría movido de ahí, porque no, porque yo sabía que aquella mirada suya era la misma que solía poner cuando se le derramaba el cariño que me tenía.

    Me mataron doña Catalina, me maratón

fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)