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Lo leí por que la recomendación decía lo siguiente: «Una visión feroz y sarcástica del presente a través de dos hermanastros cuarentones. Una novela demoledora sobre una generación derrotada de la mano del más contundente escritor francés vivo.»
Desafortunadamente, no fue un libro para mí, lejos del buen oficio de Michel, la historia del improbable nudo que termina por enlazar las vidas de dos hermanastros no me pareció tan espectacular, profunda y mordaz, si; soy un lector que vende su corazón por muy poco, lo admito, aunque de repente, ese corazón se resiste y se impone el snob de la razón al momento de leer.
Michel es un prestigioso investigador en biología, a la vez, es una especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y sólo pasea para ir hasta el supermercado.
La otra cara de la moneda, Bruno, también está en sus cuarentas, es profesor de literatura, y está obsesionado por el sexo, consume pornografía, es misógino, racista y un virtuoso del resentimiento.
Todos los seres en el universo están hechos de la misma cosa, al menos a nivel atómico, la gran diferencia está en la matemática del enlace atómico, en la partícula elemental, Michel escribió una novela corrosiva, valiente, crítica y que no es para estómagos sensibles, pero cuidado, esa profundidad puede ser reveladora o puedes ahogarte ahí.
Los libros de este señor me dejan con una desazón profunda. Léalo para saber cómo no quiere vivir. Al principio pensé que era un thriller, pero tiene un rol completamente secundario al entorno de los personajes. Aquí lo que importan son sus personajes: sus pensamientos, relaciones y que decisiones toman frente a la vida.