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Walter Tevis

vida del autor: 28 Febrero 1928 8 Agosto 1984

Citas

martecompartió una citahace 2 años
Tan distintas a su propio idioma, aunque el uno se había desarrollado del otro, hacía muchos milenios. Se permitió a sí mismo pensar, por primera vez en varios meses, en la suave conversación de sus viejos amigos antheanos, en los agradables alimentos que había comido toda su vida en su hogar, y en su esposa y sus hijos.

Quizá fue el frescor de la habitación, calmándole después de su atroz viaje veraniego, quizás el alcohol, todavía nuevo para sus venas, lo que le hizo caer en un estado mental tan parecido a la nostalgia humana: sentimental y amargado. Deseó, súbitamente, oír el sonido de su propio idioma hablado por alguien, ver los claros colores del suelo antheano, percibir el acre olor del desierto, escuchar los profundos sonidos de la música de su patria, y contemplar las brumosas paredes de sus edificios, el polvo de sus ciudades. Y deseó a su esposa, con la débil sexualidad corporal antheana: un dolor sordo e insistente. Y de pronto, mirando de nuevo a su alrededor, con las paredes grises y los muebles vulgares de la habitación, se sintió disgustado, harto de este lugar extraño, de esta cultura ruidosa, gutural, desarraigada y sensual, de este conjunto de monos listos, irritantes, absortos en sí mismos… vulgares y despreocupados, mientras su insustancial civilización, al igual que el Puente de Londres y todos los puentes, iba desmoronándose, desmoronándose.
martecompartió una citahace 2 años
Todos estaremos comiendo escoria de charca y grasa de pescado y copos de hidratos de carbono de Erlenmeyer dentro de veinte años, pensó, terminándose la tortilla. Cuando no haya más espacio para los pollos conservarán los huevos en museos. Tal vez el Smithsoniano tendrá una tortilla conservada en plástico.
martecompartió una citahace 2 años
Hay veces en que se nos aparecen ustedes como monos sueltos en un museo, portando cuchillos, rasgando las telas, rompiendo las esculturas con martillos.

Bryce permaneció silencioso unos instantes. Luego dijo:

—Pero fueron seres humanos los que pintaron los cuadros, hicieron las estatuas.

—Solo unos cuantos seres humanos —dijo Newton—. Solo unos cuantos. —Bruscamente, se levantó de la cama y añadió—: Creo que ya he visto lo suficiente de Chicago. ¿Le gustaría regresar a casa?

Opiniones

Manolo Fraustocompartió su opiniónhace 6 meses
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