Tarryn Fisher

El destino es la atracción magnética de nuestras almas hacia la gente, los lugares y las cosas que son parte de nosotros.

En primer lugar, me importa una mierda lo inocente que pueda parecer un hombre, porque si resulta que una mujer tiene los ovarios de alzar la voz y decir que tiene miedo, algo lo bastante jodido debe de estar pasando como para que lo tenga. No es obligatorio que te impliques demasiado, pero sí lo suficiente como para darle el empujón que necesita para mandarlo a paseo. Todo el mundo espera que alguien le apoye, ¿verdad? Y aunque sea una única persona, eso ya te da fuerza

El mayor enemigo de una mujer puede ser a veces la esperanza de que todo han sido imaginaciones suyas. De que la loca es ella, no las circunstancias que rodean su vida. Resulta alucinante la responsabilidad emocional que una mujer es capaz de aceptar con tal de mantener viva una ilusión. P

—Olivia, eres como un mal resfriado que no termina de largarse. Pero vas a hacerlo, y vas a dejarnos en paz a mí y a mi prometido.

Un hombre solo vale tanto como lo que más quiere, ¿verdad?

Es el mismo juego de culpa al que he estado jugando todo el tiempo, estar cerca de Caleb sin importar las circunstancias o el coste.

Tengo que salir de aquí, de este lugar que está saturado de Caleb

Leah, vete con tu marido —digo—. Antes de que se dé cuenta de que sigue enamorado de mí.

«Oh, ¿qué sabrás tú del amor?», me quejo en silencio. «Nunca has hecho trampas para tenerlo.»

Creo que después de la primera vez que entregaste tu corazón, ya no volviste a recuperarlo. El resto de tu vida has estado fingiendo que todavía tienes tu corazón