conversación continuó y Kit se quedó allí sentada, bebiendo su Coca-Cola, tan sólo escuchando a medias. «Mañana —pensó— habrá otras chicas en esta sala». A lo mejor con voces jóvenes sonando por los pasillos, riendo, hablando y viendo aquella televisión enorme, el ambiente de Blackwood sería distinto. Quizá, tal como Dan había sugerido, habría alguien entre las recién llegadas que se convertiría en la misma clase de amiga que Tracy: cercana, sociable y siempre dispuesta a compartir un buen rato