El proceso de recopilación implica siempre un elemento de apropiación: es decir, el acto de sacar un objeto fuera de su contexto y colocarlo en otro nuevo. Cuando los objetos cambian de lugar y adquieren nuevos significados, suele haber un propósito o afán impulsor detrás: la afinidad o el deseo de un coleccionista. El objeto puede utilizarse como un tema de estudio, como apreciación estética o como el deseo del coleccionista de vincularse con la historia del objeto.