—Ty —dijo Zane entre besos, sus manos firmes sobre su cuerpo—. Se mío, sólo por ahora. Hay tiempo.
Ty cogió el rostro de Zane, mirándolo a los ojos.
—Siempre fui tuyo —dijo con dificultad.
Zane apretó los dedos sobre los labios de Ty.
—¿Por qué?
Ty sacudió la cabeza, en busca de la respuesta. Su pecho se le tensó y respirar se hizo difícil, pero encontró las palabras que necesitaba. Se encontró con los ojos oscuros de Zane y se dio cuenta que estaba sintiéndose mareado mientras respondía.
—Porque... me haces el tipo de persona que siempre he deseado ser.
Zane se quedó en silencio, trazando con la mirada la cara de Ty. Este contuvo la respiración hasta que Zane habló.
—Siempre te he deseado justo como eres. Por mucho que me enfurezcas, eres quien quiera que seas