Ahora, sin necesidad de acudir a la Sonata en si menor, nuestro diálogo proseguía ininterrumpidamente, límpido, fluido, musical, ceñido a la clara línea melódica que imprime a las dos voces determinado andante de Mozart, o la Romanza en fa de Schumann, o el segundo preludio de Chopin. Y era, por antonomasia, el diálogo entre hermanos: de una fraternidad absoluta, genérica, como sólo puede concebirse entre dos hermanos. Como en la vida, entre dos hermanos, no se puede concebir.
acá habla como hablando con el cuadro "libera" el trauma que tiene desde chiquito por no hablar con Julio. Ahora, hablando con el retrato, pueden dialogar libremente sin que sea gracias a la música. Lo siente como fraternidad pura