Ángelo Nestore

    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Moll, necesitas dos maridos», anunció Rebecca, removiendo un montoncito de azúcar en su té helado. «No puedes esperar que una persona lo sea todo para ti. Necesitas al menos dos. Al menos». Asentí. Tenía sentido.
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Fue su forma de escapar del cuerpo que lo había sostenido durante setenta y tres años y lo había dejado caer sin previo aviso
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Soy tan hija de mi padre. Y sí, eres lo que amas
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Me cuesta encontrar una mejor forma de decirlo, así que voy a soltarlo: detesto, detesto, el concepto de «receta secreta». No suelo emplear ese verbo a la ligera, pero este es un claro ejemplo en el que me pongo firme. No me gustan las recetas secretas.
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Las recetas son, por su propia naturaleza, algo que se transmite: raros son los casos en los que una cae, así, de la nada, sin ningún tipo de influencia, sabiduría o inspiración de otros platos. Las recetas están hechas para ser compartidas
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Es la única forma para que mejoren, para que se transformen, para que se plasmen nuevas ideas y para que las viejas se agoten
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    compartir recetas es, antes que nada, una manera para devolverle al destino (en un sentido kármico, si es que creéis en estas cosas) su generosidad al entregaros algo tan delicioso
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Pero ¿cocinar no significa hacer que la gente se sienta, de una forma u otra, bien? A mí me parece que sí, así que el único sentido que le veo es entregarle a la gente los medios para que sigan siendo felices. Y con eso, me refiero a la receta
    Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Era todo un personaje, un ser amable, tanto que diría que a ratos hasta tonto, pero también podía ser una persona difícil. No era ningún ser legendario enviado desde allí arriba. Mi madre y él iban a dejarlo cuando yo tenía diez años. La noche antes de marcharme para ir a la universidad estaba agobiada y asustada y necesitaba su cariño, y él me dijo fríamente: «Mejor si te vas acostumbrando, así es la vida». Lo odié por haberme dicho eso, aunque no creo que lo dijese en serio
    Laura Sánchezcompartió una citael año pasado
    Era esa costumbre nuestra de reunirnos todas las noches alrededor de la mesa y compartir la cena. Nuestra cena no salía de las puertas abatibles de un restaurante ni la servía un camarero anónimo: era algo que habíamos hecho juntos. Nuestra vida familiar se construía en la cocina, siete noches a la semana, y la construíamos juntos en torno a la mesa.
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