Noelia Ramírez

o bien adoptan el rol exótico y rebelde que se espera de ellas, o bien disfrazan sus orígenes para ganar capital social

El mundo nos ha convertido en marcas de nosotros mismos, así que no es indigno crearse un nombre artístico. Y

Este significativo juego de apariencias, más habitual de lo que la gente piensa, no debe provocar vergüenza a quien lo practica. Al contrario, si la firma se disfraza es por astucia, por pura supervivencia. El

que grita esta reivindicación desde el mundo artístico es la injusticia

de tener que borrar la propia identidad para ganar capital social

A mí no me ha hecho falta emigrar de ninguna parte para entender que las puertas de la prosperidad se abren con más fuerza si copias las formas de aquellos en los que te reflejas

El pedigrí de «las que venimos de pobre»1 debería ser motivo de orgullo, pero sería hipócrita negar que el asco a nuestras iguales golpea más duro si te adoctrinas en disimular

Cómo puede pagarse una hija de obreros una carrera en un centro privado donde solo la matrícula alcanzaba los tres mil euros? Trabajé y estuve becada por buenas notas. Pero

logré fue gracias al empujón financiero de mi madre. No

Como la mayoría de mis tías, pasó el resto de su vida laboral cobrando en negro como limpiadora y organizando la vida de otras familias que vivían por encima de la Diagonal. Cuidar