Sobre la mesa tenía una baraja de cartas. Cogió una y dijo: «Imagínatelo y sucederá. No hay nada en este mundo que no puedas imaginar. Haz como yo. Así tengo todo lo que quiero». Eso fue lo que me dijo, y en 1942, cuando según ellos yo tenía seis años, me adoptaron. ¿Lo entiendes ahora?