Coincidimos plenamente con Rosario Assunto cuando escribe: “La relación del hombre con la naturaleza no es otra cosa que filosofía, una filosofía cuyo objeto de pensamiento es, podemos decir, el paisaje, y cuya exposición en términos no conceptuales, sino estéticamente objetualizantes, es el jardín”.1 No está de más llegados a este punto recordar que la voz “cultura” tiene la misma raíz que “cultivo”.2 De igual manera que labrar la tierra implica dar forma al entorno físico con el propósito de obtener unos frutos, la cultura transforma la realidad para dotarla de sentido.