Jorge Volpi

Es autor de las novelas La paz de los sepulcros, El temperamento melancólico, El jardín devastado y Oscuro bosque oscuro, de la “Trilogía del Siglo XX” formada por En busca de Klingsor (Premio Biblioteca Breve y Deux-Océans-Grin-zane Cavour), El fin de la locura y No será la Tierra. También ha escrito los ensayos La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968, La guerra y las palabras. Una historia intelectual de 1994 y Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción. Con Mentiras contagiosas (Páginas de Espuma, 2008) obtuvo el Premio Mazatán al mejor libro del año. En 2009, le fue concedido el II Premio de Ensayo Debate-Casamérica por su libro El insomnio de Bolívar. Consideraciones intempestivas sobre América Latina a principios del siglo XXI y el Premio Iberoamericano José Donoso, de Chile, por el conjunto de su obra. Ha sido becario de la Fundación J. S. Guggenheim y fue nombrado Caballero de la Orden de Artes y Letras de Francia. Actualmente, es profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus libros han sido traducidos a más de veinticinco lenguas.
vida del autor: 1968 actualidad

Citas

Michelle Olivarescompartió una citahace 2 años
el primer zapatísta del estado fue un finquero, Rafael Cal y Mayor, hombre cercano al “Caudillo del Sur”. éste lo había instruido antes de su muerte para llevar a cabo la revolución en Chiapas. Al frente de cuatrocientos hombres, Cal y Mayor dispuso la colonización campesina de los espesos bosques del norte del estado, en los límites con Tabasco, Oaxaca y Veracruz.
En 1920, el antiguo finquero se sumó al Plan de Agua Prieta puesto en marcha por Alvaro Obregón contra Carranza, y más tarde obtuvo la autorización del gobierno para fundar una “república de campamentos” en las antiguas tierras de su hacienda de San Nicolás.
Michelle Olivarescompartió una citahace 2 años
aradójicamente, el primer “zapatismo chiapaneco”, el im-plantado por Cal y Mayor en sus antiguas haciendas, consistió en un rescate del espíritu “feudal” y comunitario de la servidumbre en vez de una radicalización de la lucha agraria. Por ello, sorprende aún más que el zapatismo haya renacido -no sólo como movimiento social, sino como icono mediático– jus-to en la zona del país en que en menor medida fueron aplicadas las políticas de Zapata.
Michelle Olivarescompartió una citahace 2 años
a llegada a la presidencia de Plutarco Elias Calles y el posterior asesinato de Alvaro Obregón trajeron como consecuencia un recrudecimiento de la represión contra los grupos disi-dentes en Chiapas, en especial contra los movimientos sociales y agrarios. La idea de Calles era simple: eliminar cualquier foco de resistencia mediante la supresión de los sectores radicales y la creación de un partido único, el Partido Nacional Revolucionario, donde todas las fuerzas revolucionarias en pugna pudiesen dirimir sus diferencias. Calles soñaba con un Estado fuerte -no demasiado distinto del que Mussolini emprendía en Italia-, y para construirlo era necesario desarmar a todos los grupos campesinos y eliminar los brotes de descontento, sobre todo de zapatistas y comunistas.
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