Liliana Viola

El modelo de mujer que espanta a la joven Pelloni es ama de casa y madre, nada más. No tiene otra salida. No se divorcia, no trabaja, no viaja sola. Y del otro lado en el menú: la solterona, virgen o puta, discriminada siempre. La monja, en cambio, atada a sus votos, puede recorrer barrios, conocer gente, callejear, tener una profesión y gozar del respeto general.

El modelo de mujer que espanta a la joven Pelloni es ama de casa y madre, nada más. No tiene otra salida. No se divorcia, no trabaja, no viaja sola. Y del otro lado en el menú: la solterona, virgen o puta, discriminada siempre. La monja, en cambio, atada a sus votos, puede recorrer barrios, conocer gente, callejear, tener una profesión y gozar del respeto general.

Para entonces ese dolor que yo sentía había madurado en el sufrimiento. Porque una cosa es el dolor y otra el sufrimiento.

Opté por ser fecunda, no biológicamente, sino desde el punto de vista espiritual

Se pide la separación, pero yo creo que debe ser independencia, porque es fundamental para sanear parte de la corrupción de los poderes entre sí: el político, el judicial, el de las instituciones

«Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía», dice el refrán.

–Yo no quería que el tema se quedara en el rito satánico, porque el componente religioso en realidad se usa para atraer a colaboradores que efectivamente creen en estos rituales. Pero los que arman la historia son personajes que los están usando como carnada o como piezas necesarias para diversos tipos de delitos, mucho más terrenales, como el narcotráfico. Por un lado hay un «sí, creemos en esto», pero también eso lo usamos para otra cosa. Descubrimos a políticos y empresarios que financiaban a la gente que intervenía en el rito. Venta de droga a través de sesenta y tres nenas y nenes convertidos en mulas en la ciudad de Mercedes.

La gran intervención de la hermana Pelloni es sacar a la luz un delito que iba a quedar encubierto, politizar y darle trascendencia nacional a un hecho que habría quedado en el marco de lo privado incluso si los delincuentes hubiesen decidido acallar a madre e hija con sus métodos

En las capacitaciones que hacemos en Infancia Robada, las llamamos «mujeres con bigote», que replican el patriarcado en la enseñanza a los varones. Y es ahí donde hay que apuntar para que las cosas cambien. Educando a los más chiquitos y diciéndoles a las nenas que hay cosas que no tenemos que permitir más

Las chicas que salieron a la calle sabían que las cicatrices del poder son mucho más profundas que las del cuerpo de María Soledad: ser víctima de un abuso o tener una hija abusada es un motivo de vergüenza, una mancha en el honor que es necesario ocultar. De esta vergüenza se vale la máquina productora de sumisión.