Te esperaría toda la vida si tuviera la paciencia para hacerlo, pero no hay tiempo. Basta que mires para darte cuenta de la revuelta. Aunque no es sólo eso, te he llamado muchas veces. Quiero que vengas conmigo, ya no voy a aguardarte porque –escucha– otro puente está cayendo y en poco tiempo no habrá forma de llegar a alguna parte.