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Roald Dahl

  • solci🤍compartió una citahace 2 años
    Lo que la hace doblemente peligrosa es el hecho de que no parece peligrosa.
  • solci🤍compartió una citahace 2 años
    —Nadie ha visto nunca al diablo —dijo—, pero sabemos que existe.
  • solci🤍compartió una citahace 2 años
    Hay veces en las que algo es tan espantoso que te fascina y no puedes apartar la vista de ello.
  • solci🤍compartió una citahace 2 años
    ¡A los niños hay que destrruirr,

    herrvirr sus huesos y su piel jrreírrl

    ¡Desmenuzadlos y trriturradiós,

    estrrugadlos y machacadlos!

    Con polvos maguicos dadles bombones,

    decidles «come» a los muy glotones.

    Llenadles bien de dulces prringosos

    y de pasteles empalagosos.

    Al día siguiente, tontos, tontuelas,

    irrán los niños a sus escuelas.

    Se pone rroga cual amapola

    una niñita: «¡Me sale cola!».

    Un niño pone carra de lelo

    Y grrita: «¡Auxilio, me sale pelo!».

    Y otrro berrea al poco rrato:

    «¡Tengo bigotes como de gato!».

    Un niño alto dice guimiendo:

    «¡Cielos, ¿qué pasa?, estoy encoguiendo!».

    Todos los niños y las niñitas

    en vez de brrasos tienen patitas,

    y de rrepente, en un instante,

    sólo hay rratones, ningún infante.

    En los coleguios sólo hay rratones

    corrreteando por los rrincones.

    Enloquecidos, los prrofesorres

    grritan: «¿Por qué hay tantos rroedorres?».

    A los pupitrres suben ansiosos

    y chillan: «¡Fuerra, bichos odiosos!».

    «¡Que alguien traiga una rratonerra!».

    «¡Trraed el queso de la queserra!».

    Las rratonerras tienen un muelle fuerrte

    que salta y que suena a muerrte,

    y su sonido es tan musical...

    ¡Es una música celestial!

    Rratones muerrtos porr todas parrte

    grracias a nuestrras perrverrsas arrtes.

    Los prrofes buscan con grran carriño,

    perro no encuentrran un solo niño.

    Grritan a corrro: «¿Adonde han ido

    todos los niños, qué ha sucedido?».

    «Es en verdad un extraño caso,

    ¿dónde se ha visto tanto rretrraso?».

    Los prrofes ya no saben qué hacerr,

    algunos se sientan a leerr,

    y otros echan a la basurra

    a los rratones con grran prremurra

    ¡MIENTRRAS LAS BRUGAS GRRITAMOS HURRRA¡
  • solci🤍compartió una citahace 2 años
    Da igual quién seas o qué aspecto tengas mientras que alguien te quiera.
  • Victoriacompartió una citahace 5 meses
    Un libro, piensas, es una cajita milagrosa: puedes meterlo en el bolsillo de tu abrigo y en él caben, sin embargo, muchas más cosas de las que existen en el mundo. En un libro cabe un dragón, por ejemplo, o un duende con pantuflas y nariz en forma de anzuelo o un gigante de cinco metros de altura que calza zapatos del número veintinueve. Un libro cruje cuando lo abres, como una galleta, y los negros regueros de tinta, sobre el frágil papel, despiden un olor sutil y sabroso, semejante al de ciertas frutas livianas.
    Te gustan, sí, los libros. En ellos todo se invierte: en sus vastos reinos tú eres el rey. Ahora, por fin, los niños de diez u once años ocupan el lugar que se merecen
  • Gabriel Cabañas Sastrécompartió una citahace 5 meses
    Pero las arañas no pueden gustarte realmente –le decían a Oswald las mujeres que lo visitaban, cuando les mostraba su colección.

    –Pues las adoro –les contestaba él–. Especialmente las hembras. Me recuerdan tanto a ciertas hembras de la especie humana que conozco. Me recuerdan a mis hembras humanas favoritas.

    –¡Qué tontería, cariño!

    –¿Tontería? No lo creo así.

    –Es bastante insultante.

    –Al contrario, querida mía, es el mayor cumplido que podría hacer. ¿No sabías, por ejemplo, que la araña hembra es tan salvaje al hacer el amor que el macho está de suerte si sale con vida del trance? Sólo si es extremadamente ágil y posee un ingenio maravilloso logra salir entero.

    –¡Oswald!

    –¿Y la araña de mar, querida mía? La chiquitina araña de mar es tan peligrosamente apasionada que su amante, antes de atreverse a abrazarla, tiene que atarla con complicados nudos y bucles hechos con su propio hilo...

    –¡Basta, Oswald, basta ya! –exclamaban las mujeres, con los ojos relucientes.
  • Wilson Santoscompartió una citahace 2 años
    Había una puesta de sol al otro lado de las montañas del oeste, y una luna llena, luna de bombardero, trepando por el cielo.
  • Wilson Santoscompartió una citahace 2 años
    Los hombres eran estúpidos y estaban hechos únicamente para morir, en tanto que las montañas y los ríos eran perennes y no notaban el paso del tiempo.
  • Wilson Santoscompartió una citahace 2 años
    Había casi una mueca de desprecio en el rostro de la montaña, y por un momento me pareció oír la risa de los dioses.
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