pero cuando llegues a la primera costa donde se halle un sacerdote católico, hazla bautizar y que le cambien el nombre de Ester en el de María».
paolazx2008andreacompartió una citael año pasado
Una tarde, tarde como las de
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Una tarde, tarde como las de mi país, engalanada con nubes de color de violeta y lampos de oro pálido
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Mi cuarto estaba frío; las rosas de la ventana temblaban como si se temiesen abandonadas a los rigores del tempestuoso viento: el florero contenía ya marchitos y desmayados los lirios que en la mañana había colocado en él María.
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—Entonces no tendrás que hacer otro viaje de noche. ¿Qué habría hecho yo si...
—Me habrías llorado mucho ¿no es verdad? —repliqué sonriéndome.
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—¿Puedo acaso estar cierto de morir en cualquier tiempo convencido de...
—¿De qué?
Y adivinando lo demás en mi mirada:
—¡Siempre, siempre! —
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emociones intensas, nuevas para ella, son las que según Mayn, han hecho aparecer los síntomas de la enfermedad
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María amenazada de muerte; prometida así por recompensa a mi amor, mediante una ausencia terrible; prometida con la condición de amarla menos; yo obligado a moderar tan poderoso amor
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¡Corazón cobarde! no fuiste capaz de dejarte consumir por aquel fuego que mal escondido podía agostarla...
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me miraba cariñoso, para alejarse después y esperarme a algunas varas de distancia
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