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Irene Reyes-Noguerol

  • Gerardo Arteagacompartió una citahace 2 años
    Pero qué alivio que tú ya no te acuerdes de nada, Fernando, también yo deseo ahora —fíjate, con lo que te lloré durante años— ese olvido tuyo que no quieres compartir conmigo.
  • Gerardo Arteagacompartió una citahace 2 años
    Sin embargo, me dejas Sola en esta incertidumbre infinita de no tener a nadie, en este callarse del Todo, en este silencio absoluto del Universo que da ganas de gritar. Me dejas Sola con este vacío y una inmensa maleta de recuerdos que son todos tuyos y también todos tú, que ya no estás tan aquí como en la memoria de esta vieja nostálgica, que respiras y de vez en cuando incluso abres los ojos, pero ya no me miras como antes, ya no me ves como antes, porque esa mirada terrible traspasa el cuerpo y el espíritu para fijarse en algo que hay más allá y que no puedo tocar ni ver ni sentir, y esta angustia es peor que todas las otras juntas; y es que es la angustia del saber que estás y no estás, del parpadeo del alma —que a veces estira el cuello entre tus sombras y sale a saludar tras un esbozo de sonrisa—, del verte yéndote muy lentito, a paso de tortuga, como si quisieras que te acompañara a tus tierras de vaho, pero nunca me dejaras darte la mano, tú también tan Solo. Hay cosas que no se pueden perdonar, Fernando, y el marcharse sin decir adiós está entre ellas.
  • Gerardo Arteagacompartió una citahace 2 años
    Te creo cada mañana distinto, a veces simpático y otras bellísimo en tu timidez, unos días, pícaro, y otros, cariñoso, pero en todas mis versiones adoras a tu madre como un polluelo recién nacido. Nunca me besarás y sin embargo te aseguro que eres mi mejor ejercicio de escritura creativa, puedes estar orgulloso, y ya sabes que no pediré nada a cambio hasta mi último aliento.
  • Itzel Roblescompartió una citahace 6 meses
    En su mundo, la falta de crítica era el mejor halago
  • gelletedechequelete.compartió una citahace 5 meses
    Vestimos nuestra carga c
  • gelletedechequelete.compartió una citahace 5 meses
    Vestimos nuestra carga capa a capa
  • gelletedechequelete.compartió una citahace 5 meses
    Vestimos nuestra carga capa a capa, nuestro dolor que es una cebolla que se abre con la luna y nos empapa de nuevo en su acidez, nos hace llorar los ojos, nos impregna los dedos con su olor punzante que jamás termina de desaparecer.
  • Alejandracompartió una citahace 4 meses
    La soledad era esto, Fernando, y quien diga lo contrario, que venga aquí a discutírmelo. Porque que estamos solos lo ve todo el mundo, todos se hacen partícipes de este no-estar-acompañados tan evidente, tan fácil de pronunciar, s-o-l-o-s, cinco letras, hasta la cría del piso de abajo sabe lo que significa y todavía no ha entrado en preescolar. Todavía no lee y ya le explicaron lo que quiere decir esta cosa tan bárbara que es la soledad; no hace falta buscar el término en el diccionario, porque todo niño dice alguna vez: «Estoy solito», aunque su soledad sea una pequeñita y en minúsculas comparada con la nuestra, Fernando, con la nuestra que es una Soledad en mayúsculas y con las esquinas puntiagudas de ese magnífico afilador que es el tiempo.
  • Alejandracompartió una citahace 4 meses
    Me dejas Sola con este vacío y una inmensa maleta de recuerdos que son todos tuyos y también todos tú, que ya no estás tan aquí como en la memoria de esta vieja nostálgica, que respiras y de vez en cuando incluso abres los ojos, pero ya no me miras como antes, ya no me ves como antes, porque esa mirada terrible traspasa el cuerpo y el espíritu para fijarse en algo que hay más allá y que no puedo tocar ni ver ni sentir, y esta angustia es peor que todas las otras juntas; y es que es la angustia del saber que estás y no estás, del parpadeo del alma —que a veces estira el cuello entre tus sombras y sale a saludar tras un esbozo de sonrisa—, del verte yéndote muy lentito, a paso de tortuga, como si quisieras que te acompañara a tus tierras de vaho, pero nunca me dejaras darte la mano, tú también tan Solo. Hay cosas que no se pueden perdonar, Fernando, y el marcharse sin decir adiós está entre ellas.
  • Alejandracompartió una citahace 4 meses
    Solo una sonrisa de «estoy aquí», que me diga que aún no me has abandonado ante esta Soledad cada vez más mía y menos nuestra, Fernando, porque te siento lejos, muy lejos, te me resbalas como si estuvieras hecho de agua y jamás pudiera cubrir tus brazos de espuma en la orilla; mírate, te hiciste océano sin moverte del sitio, y yo ya no puedo alcanzar cada ola tuya como antes, ya no nado entre tus corrientes, ya te volviste infinito e inhumano, y para esta triste vieja se ha hecho complicado perseguir ese azul tan sin término que ostentas por patria y bandera.
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