No quiero dejar la granja, madre –le respondió–. Nací aquí, y también padre, y tú eres de Helford. Los Yellan son de aquí y aquí tienen que vivir. No temo la pobreza ni que la granja se hunda. Has llevado todo esto tú sola diecisiete años, ¿por qué no iba a hacer lo mismo yo? Soy fuerte; puedo trabajar como un hombre y lo sabes