—Sí, he ido a una escuela pública. Pero no era una gran mierda allí, Chip. Era una mierda regular.
—¡Ah! Eso está bien. Y no me llames Chip. Llámame Coronel.
Reprimí las ganas de reír.
—¿Coronel?
—Sí, Coronel. Y a ti te llamaremos… hummm… Gordo.
—¿Qué?
—Gordo —dijo el Coronel—. Porque estás delgado. Es una ironía, Gordo. ¿Sabes lo que es? Ahora, vamos a por tabaco y empecemos bien el año.