n la medida en que pasamos nuestro tiempo trabajando en un empleo que no nos satisface, sino que simplemente sirve como medio para nuestra supervivencia, nuestro tiempo de trabajo no es libre, ya que no podemos afirmar que lo que hacemos sea expresión de lo que somos. En lugar de ser libres para abordar la cuestión de lo que hace que nuestra vida merezca la pena —la cuestión de lo que deberíamos hacer con nuestro tiempo—, nuestra vida está hipotecada a una forma de trabajo necesaria para nuestra supervivencia.