José Antonio Marina

José Antonio Marina ha publicado en Anagrama Elogio y refutación del ingenio, Teoría de la inteligencia creadora, Ética para náufragos, El laberinto sentimental, El misterio de la voluntad perdida, La selva del lenguaje, Diccionario de los sentimientos (con Marisa López Penas), Crónicas de la ultramodernidad, La lucha por la dignidad (con María de la Válgoma), Dictamen sobre Dios, El rompecabezas de la sexualidad, Los sueños de la razón, Ensayo sobre la experiencia política, La inteligencia fracasada, Por qué soy cristiano, Anatomía del miedo, Las arquitecturas del deseo, La pasión del poder y La conspiración de las lectoras. Ha recibido, entre otros muchos galardones, el Premio Anagrama y el Nacional de Ensayo.

Citas

Gloria De la Cruzcompartió una citael año pasado
«los esfuerzos cognitivos y conductuales que se desarrollan para manejar demandas externas o internas que el sujeto evalúa como superiores a sus propios recursos».
Adal Cortezcompartió una citael año pasado
Los políticos han utilizado con frecuencia el miedo para unificar y enardecer a una nación. El miedo y el odio son rápidos cementos. Las conspiraciones, los enemigos poderosos, las amenazas reales o ficticias unen mucho. Hay, además, una conocida ley sociológica según la cual cuando una sociedad siente miedo, aspira a tener un brazo fuerte que la salve, y está dispuesta a cambiar libertad por seguridad. Eleanor Roosevelt contaba la penosa impresión que le produjo el hecho de que durante el discurso de investidura de su marido como presidente de los Estados Unidos, la multitud aplaudiera fervorosamente cuando dijo que si la situación lo requería estaría dispuesto a solicitar poderes extraordinarios. Aquello revelaba que el miedo facilita la tentación totalitaria y que inducir el miedo facilita el ejercicio del poder político.
Adal Cortezcompartió una citael año pasado
El miedo es un modo de percibir el mundo. Surge de la interacción de un polo subjetivo –el sujeto que lo siente– y un polo objetivo –lo que el sujeto percibe como amenazador–. Las dosis de estos ingredientes cambian. Hay casos de miedos absolutamente subjetivos, sin causa exterior. La angustia, por ejemplo. Franz Kafka, conmovedor maestro en miedos que me acompaña en este libro, lo dijo con precisión en una carta a Robert Klopstock: «No nos ahogamos por falta de oxígeno, sino por falta de capacidad en los pulmones.»

Opiniones

Aldo Filogonio Chávez Navacompartió su opiniónhace 3 meses
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Yatzel Roldáncompartió su opiniónel año pasado
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