Mircea Eliade

No creo demasiado en la literatura de viajes. En general, la exactitud en el hombre es mucho menor de lo que nuestro optimismo nos induce a creer

En ocasiones, los «diarios» de viaje constituyen libros admirables. Sin embargo, dudo que lleguen a conclusiones generales sobre el país recorrido. Los hechos, muchos o pocos, que el viajero conoce directamente no implican gran cosa. Raramente son significativos. Casi nunca son decisivos. ¿ Qué pueden significar cien o mil hechos a la hora de conocer y entender un país tan diverso como la India, China o

Por ese motivo, considero que los «diarios de viaje» a un país exótico la mayor parte de las veces no son sino literatura: y, aun así, no de la mejor. El ambiente y el sentimentalismo son dos graves tentaciones del europeo en cuanto atraviesa el canal de Suez

Aprendemos bien la lengua del país, conocemos a sus gentes, comenzamos a hacer amigos y enemigos, a tener actitudes

el interior de una cultura orgánica, como lo es la india, todo mantiene una estrecha ligazón entre sí. No se puede hablar de filosofía sin hablar de lengua, de sociedad, de erotismo ni de religión

sobre los valores eternos indios, creados para elevar, consolar

adivinas la existencia de otros muchos millones que mueren cada hora, y ese gesto de la naturaleza de arrojar incesantemente vida sin ton ni son, ese gesto de creación por el mero gozo de crear, por la alegría de absorber el sol y de cantar su

Es imposible que dejes de sentir la provocación que te hace este reino vegetal al que hemos domesticado en parques y hemos confinado en invernaderos. Una provocación en la que no siempre intuyes la risa sino una llamada a la hermandad, incitación a seguir su ejemplo, a crecer con ella

a una monstruosidad o a algo sagrado, a algo excepcional e irracional que no estás en condiciones de juzgar ni de imitar. Hay tantas cosas que ver en esta perla de Ceilán, en este soleado refugio, con decenas de templos y

monos y elefantes en el establo que se oculta tras los eucaliptos, y después otro templo y otra casa blanca, otra escuela, otro jardín. Las horas pasan y así pasan también los días. Y tú siempre inquieto, vivo, insomne.