Iñigo Bolinaga Iruasegui

El único punto en común era una monarquía embarcada desde siglos atrás en una titánica labor de uniformización que, irónicamente, habría de esperar al triunfo de la revolución para verse realizada.

En vísperas de la revolución, la lengua dominante en el Reino de Francia era la de oíl, precedente del francés actual2

Además de ostentar todos los poderes, el rey absoluto de Francia era también la cabeza de la Iglesia galicana, lo que supone un desarrollo lógico de la sublimación del absolutismo francés. Si bien doctrinalmente el galicanismo no divergía en nada del catolicismo romano, jurídicamente sancionaba la superioridad del rey de Francia sobre la del papa en cuestiones humanas,

se debe a la intervención del Estado liberal centralizado nacido de la Revolución francesa y perfeccionado a lo largo de los siglos, hasta su triunfo definitivo a principios del siglo xx1.

primer lugar, porque únicamente estaba sometida al pago de un impuesto, el don gratuit al rey.

situación de estamento más favorecido se reflejaba en el disfrute de sus propios sistemas fiscal, administrativo y judicial, ajenos al aparato gubernamental del rey, lo que la convertía en un auténtico contrapoder; en un estado dentro de otro estado, de por sí católico, en el que sus preceptos se cumplían a rajatabla.

Había que mantener el tren de vida versallesco sin ejercer trabajo alguno, considerado propio de gentes de baja categoría social.

En vísperas de la revolución, la lengua dominante en el Reino de Francia era la de oíl, precedente del francés actual

Quizá la parte menos reconocible de la Francia de finales del siglo xviii sea la suroriental, dado que territorios como Saboya o Niza todavía no formaban parte del territorio, y fueron integrados mediante invasión por los ejércitos revolucionarios y vueltos a desanexionar tras la derrota de Napoleón

Colonialmente, Francia todavía no era una gran potencia, contentándose de momento con su presencia en las Antillas –principalmente la parte de la isla de Santo Domingo que actualmente conforma la República de Haití– y pequeñas posesiones en Asia y África.